miércoles, 31 de agosto de 2011

Señor de Locumba, Características del santuario del

Presencia del río. El nacimiento de un santuario en honor de una Virgen, de un Cristo o de un santo va en relación directa con el aparato productivo de la zona, y de sus áreas adyacentes. En el caso de Locumba, se vincula directamente con la actividad agrícola, y en menor medida, con la minería y otras actividades menores (en la época colonial). A ello se une la presencia de un río, que da vida a los pobladores, y por ende, del surgimiento de una divinidad. Idéntica característica tiene el santuario de San Bartolomé de Chaspaya (Sitajara); en menor porcentaje, el santuario de la Virgen del Rosario de Pallagua, el santuario de la Virgen del Rosario de las Peñas (Arica).

Presencia de los peregrinos. Para llegar a un santuario se debe caminar una distancia considerable, en señal de penitencia, de sacrificio, de parte del peregrino. En otras palabras, la distancia entre la capital de la región y el santuario debe ser considerable. A mayor distancia de caminata, el mensaje tendrá buena acogida, manifestó un caminante del Señor de Locumba. Los peregrinos provienen principalmente de los distritos de Tacna, Ciudad Nueva, Alto de la Alianza, Gregorio Albarracín Lanchipa, Pocollay y zonas aledañas; en menor cantidad, vienen de la ciudad de Ilo, de Moquegua y áreas adyacentes; también llegan al santuario, los peregrinos de las provincias Jorge Basadre, Candarave… 

Origen popular del Señor. La aparición del santo, del Cristo o de la Virgen, tiene un origen colectivo, es decir, es anónimo, no pudiéndose precisar la fecha exacta de la aparición. Lo indiscutible en el Señor de Locumba, es que su culto se inició en la época colonial, después que los españoles afianzaron su poderío en la zona, luego que se tuvo un contingente considerable de mano de obra para las haciendas y las minas (esclavos, provenientes del África).  

Nacimiento popular de la danza. La primera manifestación coreográfica en honor al Señor de Locumba se dio a través de las cofradías, siendo los esclavos de Locumba, de Sama, de Mecalaco… quienes ejecutaban la danza de los morenos, fuera de la capilla. Conforme avanzaba el culto a la sagrada imagen, han aparecido otros elencos de baile. Ya en la época republicana, las cofradías se convertirían en sociedades religiosas de canto y baile. En la historia de los bailes religiosos del Señor de Locumba, existieron los “silencios dancísticos”, caracterizado por la no difusión de las danzas del Señor, en momentos de conflictos armados externos (o internos), o por alguna catástrofe insalvable (terremotos, sequías, plagas…).

Conducta modesta del peregrino, devoto o del danzarín. Desde la colonia hasta la actualidad, en los días centrales del Señor de Locumba, existe una “ley seca” tácita: no se consumen bebidas alcohólicas. Los danzarines de las compañías de baile no llevan maquillaje alguno, se muestran como son: devotos de la sagrada imagen. Los devotos o peregrinos que llegan al santuario, se visten modestamente, no haciendo ostentación alguna, existe morigeración en su conducta social.

Convergencia por la fe. En los días centrales de la festividad del Señor de Locumba, “desaparecen” las nacionalidades dentro de las sociedades religiosas, por ende, en los danzarines, en los músicos, en los peregrinos y devotos... Existe una necesidad vital de estar dentro del templo, de “tocar” a la sagrada imagen, de escuchar misa, de participar en la procesión. En suma, existe una atmósfera de recogimiento en el pueblo de Locumba.

Promesas o votos solemnes. Existe un lenguaje comunicacional popular, entre el creyente y la imagen del Señor de Locumba. Se considera como promesa: caminar por un determinado periodo, desde su lugar de residencia hasta el santuario; acompañar al Señor de Locumba, por una cantidad de años. Es decir, la promesa tiene un tiempo específico y limitado de vigencia. En cambio, el voto es definitivo, para toda la vida. Ejemplo de voto: cuando el creyente entrega su existencia al Señor de Locumba, o cuando entrega a un familiar, debido a su situación difícil, a la imagen sagrada.
Fuente: de un libro inédito de la Municipalidad Provincial Jorge Basadre

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