martes, 19 de julio de 2011

Señor de Locumba, Historia oral del


HISTORIA DEL SEÑOR DE LOCUMBA
            Hace mucho tiempo, en la época de la Colonia, un día venía un barco español con dirección al puerto de Arica, estando cerca de ese lugar, se hundió en el mar. Todos los que pasajeros del barco murieron, pero dos cajas de madera sobrevivieron y no les pasó nada. Los pescadores de Arica rescataron dichas cajas, al llegar a la orilla vieron que en la parte de afuera de la caja decía LOCUMBA, en la otra caja decía SAMA.
            Antiguamente, la gente era honrada, así que la gente decidió mandar ambas cajas a sus destinos. Dos arrieros se ofrecieron como voluntarios para llevar dichas cajas. Los arrieros caminaron hacia la ciudad de Tacna, luego llegaron al pueblo de Buenavista (ese lugar, en la actualidad, se encuentra en el distrito de Sama – Las Yaras). Los arrieros preguntaron si alguien era propietario de una de las cajas, y nadie dijo nada. De noche, ambos caballeros decidieron dormir en ese pueblo, y dejaron las cajas junto con las mulas.
            A media noche, la gente del lugar decide cambiar de caja, porque la que decía Locumba era más grande que Sama. Una vez cambiada, la gente se fue a descansar. Al día siguiente, los dos arrieros trataron de reiniciar su viaje, pero una de las mulas no se levantaba. Su dueño le hablaba, le azotaba, le ofrecía comida, pero la mula no se levantaba para nada. El otro arriero, se dio cuenta del cambio, y repuso la caja Locumba a la mula. Y recién la mula se paró y comenzó a andar, la gente consideró este hecho como milagroso, e inmediatamente avisaron a los habitantes de otros pueblos.
Era el catorce de setiembre, los pobladores de Locumba esperaron la caja misteriosa. Cuando la mula llegó al pueblo de Locumba, junto con la caja, comenzó a caer una garúa, y de inmediato comenzó a crecer en los cerros de Locumba varias plantas, lo que hoy se llama lomas. Además, el trayecto recorrido por las mulas, comenzó a verdear, hecho inusual, en la medida que las lomas no eran regadas por río alguno.
            La gente de Locumba se quedó sorprendida por este hecho, luego el arriero entregó al sacerdote de Locumba la caja, indicándole que la caja no tenía el nombre del dueño. El sacerdote ordenó, en la pequeña plaza del pueblo, que se abriera la caja para saber el contenido. Al abrirla, se dieron cuenta que estaba ahí la imagen sagrada de Cristo crucificado.
            Los pobladores de Locumba se arrodillaron y agradecieron a Dios el envío de la imagen. Cuando los locumbeños quisieron alcanzarle comida a los dos arrieros y sus mulas, habían desaparecido. Desde ese año, cada catorce de setiembre se rememora la festividad del Señor de Locumba, lo recuerdan con oraciones, con cantos, con bailes. Incluso, mucha gente viene caminando de distintos lugares, para agradecerle las bendiciones dadas o para pedirle protección.
            La otra caja de madera, dicen que era la imagen del Señor de Buenavista, su hermano.

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